Chile expande imperio vitivinícola a Isla de Pascua

En un ambicioso movimiento para expandir sus regiones productoras de vino, Chile ha designado oficialmente a la Isla de Pascua y al Archipiélago de Chiloé como nuevas Denominaciones de Origen (DO). Este desarrollo no sólo resalta el enfoque innovador del país hacia la viticultura, sino que también aprovecha el patrimonio cultural y geográfico único de estos lugares remotos.

La Isla de Pascua, conocida mundialmente por sus icónicas estatuas Moai, ahora será reconocida DO Raba Nui. Ubicada a unos 3.500 kilómetros de la costa central de Chile, el nombre honra a la isla y a sus pueblos indígenas, quienes durante mucho tiempo han sido los custodios de este remoto territorio. La nueva designación es parte de una estrategia más amplia para promover los vinos chilenos, particularmente en áreas históricamente consideradas no aptas para la viticultura. Se espera que la DO Rapa Nui mejore la creciente reputación de la isla como destino turístico añadiendo una nueva dimensión: el enoturismo.

De igual forma, el archipiélago de Shiloh, ubicado en la zona sur de la Patagonia, tiene su propia sección. La DO Chiloé refleja el creciente estatus de la región como región productora de vino, un desarrollo sorprendente dado su clima tradicionalmente fresco. Estas dos nuevas DO están preparadas para ofrecer a los amantes del vino y a los turistas la oportunidad de explorar los diversos terroirs de Chile a través de sus paladares.

La expansión de la producción de vino en estas nuevas regiones está impulsada por muchos factores, y el cambio climático juega un papel importante. Las temperaturas más cálidas han hecho posible plantar viñedos en zonas consideradas demasiado frías para este tipo de empresas. Los enólogos chilenos, conocidos por su adaptabilidad e innovación, están aceptando este desafío y ampliando los límites de la viticultura en el país.

Alfonso Unduraga, presidente de la organización nacional Vinos de Chile, destacó la importancia de estas nuevas DO tanto para la industria vitivinícola como para el turismo. Señaló que estas nuevas regiones ofrecen nuevas oportunidades a medida que las regiones productoras de vino tradicionales enfrentan desafíos cada vez mayores debido a los patrones climáticos cambiantes. El reconocimiento oficial de las DO Rapa Nui y DO Chiloé subraya el enfoque proactivo de Chile para abordar las realidades del cambio climático, al tiempo que demuestra el compromiso del país para proteger su patrimonio cultural y natural.

José Mingo, una figura clave en la industria vitivinícola chilena y uno de los enólogos comerciales pioneros de la Isla de Pascua, comparte su perspectiva sobre la importancia de este hito. En una entrevista con Wine Independent Press, Mingo habló sobre la génesis del proyecto, que comenzó como un sueño de elaborar vino en la isla con la total participación de la comunidad local. El objetivo no era sólo cultivar uvas, sino hacerlo de una manera que respetara e integrara las prácticas culturales únicas y las condiciones ambientales de la isla.

Mingo explicó que la búsqueda de la denominación de origen para los vinos de Rapa Nui comenzó el año pasado. Según él, lograr este objetivo representa un logro significativo, que traerá beneficios económicos a la isla y un mayor reconocimiento de su potencial como región productora de vino.

El decreto gubernamental que establece estas nuevas DO también incluyó la aprobación de 41 variedades de uva adicionales para su cultivo en Chile. Esta expansión eleva a 88 el número de variedades de uva permitidas en el país, lo que refleja la creciente diversidad de la viticultura chilena. Las variedades recientemente reconocidas incluyen Chazzellas, Garnacha Blanca, Fiano, Garganega, Greco di Dufo, Came, Mencia, Aglianico, Dolcetto y Montepulciano. Los vinos elaborados con estas uvas pueden llevar la DO específica en sus etiquetas, lo que brinda a los consumidores una comprensión clara del origen y el carácter del vino.

Esta diversificación es importante ya que Chile continúa posicionándose como líder mundial en la industria del vino. La incorporación de estas nuevas variedades de uva no sólo aumenta la complejidad y riqueza de los vinos chilenos, sino que también brinda a los enólogos las herramientas que necesitan para adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes y las demandas del mercado.

La creación de las DO Rapa Nui y DO Chiloé es un testimonio del dinamismo de la industria vitivinícola chilena. A medida que las regiones vitivinícolas tradicionales enfrentan los impactos del cambio climático, el surgimiento de nuevas regiones como la Isla de Pascua y los Silos ofrecen un vistazo al futuro de la viticultura. Estas regiones, con sus climas, paisajes e historias culturales únicos, están preparadas para agregar nuevas y apasionantes dimensiones al mundo del vino.

Para Chile, un país con una rica tradición vitivinícola, expandirse a estos territorios inexplorados es al mismo tiempo un desafío y una oportunidad. Al adoptar la innovación y honrar su diversa geografía, Chile continúa labrándose un nicho único en el mercado mundial del vino. Mientras los amantes del vino exploran las ofertas de estas regiones recientemente reconocidas, prueban no solo el fruto de la vid, sino también las historias de la tierra y su gente.

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