Sinopsis: Al menos ciento treinta personas han muerto en los últimos días en incendios forestales en Chile.
Los supervivientes enfrentan el dolor por los familiares perdidos mientras intentan salvar lo que queda.
Marcela Bassaez recibió un colchón donado, que guarda dentro del único gallinero que queda en su casa.
«Así terminé. Esto es lo que queda de mi sacrificio. Espero que me ayuden a reconstruir algo para poder dormir en algún lugar esta noche. Un muchacho de Santiago me dejó ese colchón».
Además de lamentar sus pérdidas, los supervivientes tuvieron que estar alerta ante posibles saqueos.
Irma Domínguez se encuentra actualmente en seguimiento.
“Esta es la casa de mi hijo. Mi hijo ahora está ingresado en el hospital después de sufrir heridas mientras intentaba rescatar a su padre del incendio. Desafortunadamente, no pudo. Su padre murió en la casa de allí. Es todo horrible, es indescriptible. No tenemos ayuda, nada. Eso fue lo peor: nadie nos ayudó, los bomberos no vinieron, no teníamos nada. Fue un desastre terrible.
Miles de familias siguen desaparecidas, sólo se han identificado unos pocos cadáveres y cientos están desaparecidos.
Los incendios forestales son el peor desastre natural que ha azotado a la nación sudamericana desde el terremoto y tsunami de 2010 que mató a más de 500 personas.
Su velocidad y letalidad no tienen precedentes.
Los científicos dicen que las temperaturas más cálidas se deben al cambio climático y a los fenómenos de El Niño.
A medida que el cambio climático empeore, los fenómenos meteorológicos extremos serán más frecuentes y graves.
El presidente Gabriel Boric visitó el martes la zona afectada y anunció una serie de medidas para ayudar a las familias, entre ellas la suspensión del pago de servicios públicos, donaciones de enseres domésticos y licencias médicas mejoradas.