Soy de los que dicen que los problemas de la democracia se pueden resolver con más democracia. Pero tiene que ser una buena democracia, de lo contrario estamos jodidos.
El individualismo, la arrogancia, la competencia, la ambición, el egoísmo, la ociosidad y las ideologías extremas son las características de quienes ocupan hoy puestos de poder. El efecto inmediato es una falta de empatía y un distanciamiento y desconexión entre los ciudadanos y aquellos a quienes representan. Nos enfrentamos a una democracia frágil que necesita ser fortalecida.
Una mirada a nuestra historia reciente en materia constitucional basta para confirmar esta afirmación. En 2020, el 78% de la gente votó a favor del cambio constitucional; Sin embargo, las dos propuestas presentadas al referéndum de septiembre de 2022 y diciembre de 2023 fueron rechazadas categóricamente por ser expresiones ideológicas de quienes controlaban el proceso en cada caso más allá de la sensibilidad de los ciudadanos.
Nos cambiamos con la constitución de Pinochet y las reformas de 1989 (Concertación de Partidos por la Democracia) y 2005 (presidente Ricardo Lagos). Hemos perdido la oportunidad de adaptar nuestra constitución a la realidad de nuestro tiempo.
La fatiga ciudadana no es política, son políticos que repetidamente alcanzan posiciones de poder y creen que tienen derecho a hacer lo que quieran. Actúan como diciendo: «La pelota es mía, me la llevo a casa». Lo hacen con impunidad porque tienen un marco institucional aún más débil, sin todos los contrapesos necesarios para un funcionamiento democrático adecuado y sin un contrato social normativo más allá de las leyes.
Es de gran interés cívico y académico leer la entrevista de CIPER a María Inez Horwitz, quien renunció como concejal el día 17 luego de 33 años en el Consejo de Seguridad del Estado. Es admirable su honestidad y claridad al exponer los problemas institucionales de nuestro país con la consecuencia de no compartir lo que sucede en el CDE, faltando 12 años para su edad de jubilación, dejando un cargo vitalicio.
Cada día es más claro que la élite de nuestro país está impulsada por el interés propio derivado de la ambición, el interés propio y el abandono del bien común. En palabras de Horvitz: «La cooperación del Estado es cada vez más visible a través de poderes prácticos vinculados por la cuna, la política y el dinero». Durante la entrevista, da suficientes ejemplos para respaldar su afirmación.
Mientras escudriñamos el trigo en octubre de 2019, quedarán en nuestras mentes las demandas sociales con expresiones violentas y manifestaciones pacíficas masivas y no violentas. Han pasado cuatro años y ahora volvemos al punto de partida, agotados, frustrados y agotados. En resumen, nos equivocamos.