Los cismas se entienden como conflictos de largo plazo capaces de crear alineamientos políticos como iglesia/estado, ciudad/país, propietario/trabajador o centro/periferia.
Pero la teoría de las divisiones está perdiendo fuerza e incluso ha sido rechazada en la ciencia política: la teoría no nos permite comprender los resultados electorales y el funcionamiento del sistema político en el mundo actual. Estas divisiones posicionaron sin esfuerzo a los ciudadanos en un esquema de izquierda/derecha, basado en su posición en la estructura social; Pero ya no son útiles.
Sin embargo, hay quienes siguen defendiendo el poder explicativo de las divisiones, particularmente en contextos de crisis económicas. Europa Central y Oriental.
A principios del siglo XX en América Latina, una creciente clase trabajadora industrial chocó con las élites dominantes. La tensión entre el nuevo proletariado urbano y la élite económica reestructuró el espacio político de diferentes maneras, especialmente a partir del surgimiento de partidos anarquistas, socialistas y comunistas que representaban los intereses de los trabajadores.
Cumpliendo el noble papel de liderar los intereses sociales, los partidos llevan las demandas de diversos sectores a la arena política, promoviendo logros laborales y sociales; Y cambió el funcionamiento de las instituciones políticas.
Centro/periferia en Argentina, Chile y Colombia
En ese contexto, no hay necesidad de considerar la variación regional o el comportamiento diferencial de los votos o regiones rurales-urbanas del país. Esta variable cobra relevancia en la medida en que el Estado cae de manera desigual en un territorio. Hace unas décadas, Guillermo O’Donnell utilizó el concepto de ‘Áreas marrones‘Identificar aquellas áreas donde el gobierno no logra desplegar sus capacidades o implementar la ley de manera efectiva.
Las recientes elecciones presidenciales en América Latina brindan pistas sobre el surgimiento de divisiones entre centro y periferia.
En Argentina, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Millay obtuvo más de 14 millones de votos (55,69%) frente a más de 11 millones (44,3%) del oficialista Sergio Massa. Geográficamente, Miley ganó 20 de las 23 provincias de Argentina, principalmente en el sur, oeste y norte, incluida la ciudad autónoma de Buenos Aires. Por su parte, el bastión del oficialismo es la provincia de Buenos Aires, seguida de Santiago del Esteros y Formosa. Esto confirma el argumento del centro/círculo: Provincia de la Capital Federal y otras provincias (Gráfico 1).